¿Qué hacer para contrarrestar la violencia criminal? De la explicación a la acción.

El pasado martes 23 de noviembre Luis Córdova, coordinador del programa, presentó una ponencia titulada «¿Qué hacer –y no hacer– para contrarrestar la violencia criminal? De la explicación a la acción». Esto se produjo en el marco del evento denominado Crisis Carcelaria y Estado de Excepción, organizado por varios clubes estudiantiles de la Carrera de Derecho, en la Universidad Central del Ecuador.

Acá puede accederse a la grabación del evento completo.

Las claves de la espiral de violencia en Ecuador

En este reportaje de Ana María Roura, para BBC-Mundo –en Londres–, se abordan otras varias aristas para comprender la violencia criminal desatada en Ecuador. También se recoge el criterio de Luis Córdova, coordinador del programa, sobre la relación entre economías informales, criminalidad y debilidad estatal para el cumplimiento de la ley, como factores contextuales de la espiral de violencia en Ecuador.

Analizamos si un pacto mafioso puede pacificar el país. Entrevista en Radio Visión

El pasado 29 de octubre Luis Córdova, investigador asociado, participó en el programa «Buenos días con Diego Oquendo» de Radio Visión. Durante la entrevista Córdova expuso los argumentos centrales del Policy Brief #1.

Entrevista en HORA25 sobre la violencia criminal en Ecuador

El pasado 24 de octubre Luis Córdova, investigador asociado, fue invitado al programa HORA25 de Teleamazonas. Luego de una entrevista al flamante Ministro de Defensa, Gral. (sp) Luis Hernández, Córdova analizó la situación de la inseguridad en el país junto al Gral. Patricio Carrillo, ex Comandante de la Policía Nacional.

La intervención de Luis Córdova puede verse a partir del minuto 30 de este video.

¿Ecuador pierde la guerra contra el crimen?

Frank Quinatoa y Luis Córdova, investigadores de nuestro programa, participaron en la mesa de reflexión de Revista PlanV para exponer los hallazgos y propuestas presentadas en el Policy Brief titulado «¿Qué hacer –y no hacer– para contrarrestar la violencia criminal?». Este medio digital también compartió una nota periodística sobre nuestro trabajo bajo el título Ecuador: del pacto mafioso a la violencia criminal

Análisis sobre la declaratoria de Estado de Excepción y militarización del Ecuador

Luis Córdova, investigador principal del programa, fue entrevistado por Andrés Carrión en Ecuadoradio, el martes 19 de octubre pasado. El tema de análisis fue el Decreto Ejecutivo mediante el cual se declaró Estado de Excepción en todo el territorio nacional y la militarización de nueve provincias del país.

Escucha el audio de la entrevista.

La política exterior del Ecuador hacia EE.UU. en tiempos de pandemia

El 30 de septiembre se llevó a cabo el conversatorio titulado «La politica Exterior en tiempos de pandemia: EE.UU. – Latinoamérica con especial énfasis en Ecuador», organizado por el Departamento de Estudios Internacionales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO-Ecuador.

En este evento participó Luis Córdova, investigador principal de este programa, con una ponencia sobre «La política exterior del Ecuador hacia EE.UU. en tiempos de pandemia».

El video del evento puede verse AQUÍ

¿Qué hacer –y no hacer– para contrarrestar la violencia criminal?

Luis Córdova-Alarcón

Policy Brief No. 1 – Octubre 2021.

Resumen: Ecuador vive una creciente ola de violencia criminal, pero carece de una explicación sobre sus causas, lo que impide diseñar políticas efectivas para contrarrestarla. Este documento cuestiona la versión oficial y esboza una hipótesis alternativa, justificando un cambio urgente en la política de seguridad pública. Argumentamos que para explicar la violencia criminal el factor crucial es el Estado. No porque esté ausente, sino porque está involucrado en la reproducción social, económica y política del crimen organizado. Sostenemos que para contrarrestar la violencia criminal el gobierno debe promover una depuración de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas, en el marco de una reforma del sector de la seguridad a gran escala. Caso contrario, los agentes estatales que coluden con el crimen organizado desde hace años continuarán operando y el gobierno seguirá mordiéndose la cola. Proponemos algunas recomendaciones para implementar la política sugerida y explicamos lo que NO debe hacerse para enfrentar este problema.

Las anteojeras del presidente Lasso

Por Luis Córdova

Guillermo Lasso heredó unas anteojeras de las que no quiere desprenderse. Alarmado por la visibilización de la violencia criminal en las cárceles y en las calles desde el primer día buscó un diagnóstico, pero encontró unas anteojeras. Recuérdese la primera reunión con el Consejo de Seguridad Pública del Estado, la noche del 24 de mayo. Desde entonces, el relato y la praxis no han cambiado: la mayor amenaza a la seguridad pública y ciudadana es el narcotráfico y los encargados para enfrentarlo son los militares.

Lamentablemente no solo el diagnóstico es equivocado, sino que la intervención del problema también es errónea. ¿Por qué?

En primer lugar, porque la economía política de la criminalidad no se entiende narcotizándola. Al contrario, eso encubre una realidad que ningún gobierno quiere asumir. Cuando todo –o casi todo– se reduce al narcotráfico se deja por fuera el resto de las economías criminales, cuyos efectos sociales son más perniciosos.

Durante los últimos veinte años Ecuador y América Latina han experimentado un vertiginoso desarrollo de mercados ilegales e informales. El boom de las materias primas que vivió la región, desde principios del siglo XXI, expandió la economía legal e ilegal. Incluso, en países donde se redujo la pobreza y el desempleo hay una mayor demanda de bienes ilícitos. Una paradójica situación que explica Marcelo Bergman en su obra More Money, More Crime. Prosperity and rising crime in Latin America (OUP, 2018).

Mientras el “narcotráfico” intoxica la agenda de seguridad del gobierno las organizaciones que operan otros mercados ilícitos crecen sigilosamente. Claro que hay nexos con el narcotráfico, pero eso no significa que la realidad siempre es gris. La política es el arte de diferenciar; pero cuando solo se dispone de un martillo a todos los problemas se les mira como clavos.

En segundo lugar, la intervención de los militares en el diseño de la política de seguridad pública crea puntos ciegos que el gobierno descuida.

Una de las economías criminales más arraigadas en el Ecuador es el tráfico de armas (https://www.planv.com.ec/historias/sociedad/ecuador-radiografia-del-crimen-organizado-y-sus-actores).Pero nada se dice al respecto desde el Palacio de Carondelet o la Recoleta. Tal vez porque tienen ropa tendida. ¿Quién ha estado a cargo del control de armas en Ecuador, al menos desde el 2011? ¿Quién es el mayor custodio de armas en el país? ¿Cuán eficiente han sido las Fuerzas Armadas en el control de armas? Son preguntas que merecen una respuesta, antes de reducir la problemática de la violencia criminal al narcotráfico. Porque los sicarios no usan pistolas de agua y las armas de fuego no caen del cielo.

En vez de exigir respuestas el presidente se pone sus anteojeras y se refugia en los militares. Desde la perspectiva democrática ceder el diseño de la política de seguridad interna a las Fuerzas Armadas no es una buena idea. Menos, cuando se usan como muletillas al “narcotráfico” y el “crimen organizado” en los discursos oficiales. Al hacerlo, los militares no solo ganan influencia sobre la autoridad civil, sino que la toma de decisiones se llena de sesgos y errores de percepción.

Recuérdese que en torno a la “guerra contra las drogas” hay un conjunto de intereses creados a nivel global, regional y local, por parte de las fuerzas de seguridad; lo que alimentan un círculo vicioso del que es muy difícil salirse. Colombia, México, Brasil o Filipinas pueden dar fehacientes testimonios al respecto. Los cuatro países han militarizado en distinto grado la “lucha antinarcóticos” y el resultado es elocuente: las economías criminales siguen boyantes en medio de un reguero de sangre.

Urge desnarcotizar la agenda de seguridad en el Ecuador y desmilitarizar la seguridad pública. El presidente Lasso está a tiempo para quitarse las anteojeras que le heredó Lenin Moreno y abandonar la política del caballo porfiado, que avanza raudamente sin mirar el contexto, ni aprender del pasado.

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